Miró. Surrealismo lírico-abstracto

Es uno de los mejores pintores del siglo XX. Nació en Barcelona y vivió hasta el final de sus días en Palma de Mallorca. André Bretón dijo de él “probablemente el más surrealista de todos nosotros”

Su pintura evoluciona de una etapa mediterránea donde sus cuadros están llenos de luz, alegría y sencillez, a una breve época de escarceos cubistas y dadaístas hasta alcanzar la madurez a partir de su viaje a París; ciudad donde entró en contacto con los numerosos movimientos artísticos de vanguardia (obra: La Masía). También viajó a Holanda (serie de óleos titulados Interior holandés I, II, III)

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La Masía. Miró. 1921

A partir de 1924 entra en contacto con Breton y los surrealistas. Crea un lenguaje expresivo propio, una pintura lírica, poética, y con un toque infantil, huye del academicismo, reduce las formas a color y símbolos que transmiten alegría y lirismo. Representa el mundo onírico en grandes manchas de colores como se observa en Carnaval del Arlequín.

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El carnaval de Arlequín, 1925. Surrealismo
  • Es una obra detallista que exige una lectura detenida. Los colores, sobre todo los primarios, obedecen también a esta lectura detallada y participan igualmente de la unidad armónica del cuadro aportando más dinamismo a la obra.
  • Los objetos parecen flotar en la habitación que  presenta un suelo y una pared realizados con perfecta perspectiva.
  • El autómata que está tocando la guitarra y un arlequín con bigotes tienen los papeles principales de la obra, el resto de los objetos   se organizan en torno a una mano ondulante horizontal y una cinta vertical.
  • Están representados  los símbolos mironianos que se repetirán en  muchas de sus obras: esfera oscura (globo terráqueo/ deseo de conquistar el mundo),  el ojo (símboliza al hombre), estrellas, el gato, abeja, peces,  escalera (escape, fuga, libertad), objetos inanimados, inventados, notas e instrumentos musicales… La ventana abierta, recurso que sirve como punto de fuga y donde representa la Torre Eiffel.
  • Colores primarios: azul, amarillo y rojo. Y los no colores: blanco y negro.
  • En la obra se aprecia una clara tendencia por parte del pintor a llenar toda la superficie del cuadro con muchos elementos (horror vacui), con juguetes fabulosos, curiosos animales o criaturas semihumanas. Esta composición abigarrada, según el autor, se debe a las alucinaciones causadas por el hambre.
  • Todo esta lleno de vida en movimiento. La técnica es verdaderamente miniaturista y meticulosa y casa perfectamente con el ambiente festivo que debe acompañar al carnaval.
  • Transmite fantasía y lirismo
  • Se observa la influencia de El Bosco y Bruegel

Miró dijo de esta obra en 1938:

 “Lo pinté en mi taller de la rue Blomet. Mis amigos de aquel entonces eran los surrealistas. Intenté plasmar las alucinaciones que producía el hambre que pasaba. No es que pintara lo que veía en sueños, como propugnaban entonces Breton y los suyos, sino que el hambre me provocaba una especie de trance parecido al que experimentan los orientales. Entonces realizaba dibujos preparatorios del plan general de la obra, para saber en que sitio debía colocar cada cosa. Después de haber meditado mucho lo que me proponía hacer comencé a pintar y sobre la marcha introducía todos los cambios que creía convenientes. Reconozco que El Bosco me interesaba mucho, pero yo no pensaba en él cuando trabajaba en el “Carnaval”. En la tela aparecen ya elementos que se repetirán después en otras obras: la escalera que es la de la huída y la evasión, pero también la de la elevación, los animales y sobre todo los insectos, que siempre me han interesado mucho. La esfera oscura que aparece a la derecha es una representación del globo terráqueo, pues entonces me obsesionaba ya una idea: “¡Tengo que conquistar el mundo!”, el gato que lo tenía siempre junto a mí cuando pintaba. El triángulo negro que aparece en la ventana representa la torre Eiffel. Trataba de profundizar el lado mágico de las cosas. Por ejemplo, la coliflor tiene una vida secreta y eso era lo que a mi me interesaba y no su aspecto exterior. Durante ese año frecuenté mucho la compañía de los poetas porque pensaba que era necesario ir más allá del “hecho plástico” para alcanzar la poesía”

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Interior holandés I. Joan Miró
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El tañedor de laúd. Sorgh. 1661

Es uno de los máximos representantes del Surrealismo Autómata, proceso artístico en el que se crea de manera rápida, libre, sin control de la razón para lograr la plena libertad y que fluya el inconsciente utilizando  y repitiendo símbolos.

Le influyen los pintores holandeses (Interior holandés I recuerda la obra de Sorgh el tocador de laúd), el color del Fauvismo, el cubismo en la descomposición de las formas y la bidimensionalidad,   el automatismo, Kandinsky con las formas suaves, el mundo microscópico, etc.

Desde 1956 residió en Palma de Mallorca. En su última fase pictórica, sintetiza las formas y en contraposición los títulos son más largos, la obra se reduce a juego de colores intensos o contorneados por vigorosos trazos negros. Se aproxima al Surrealismo abstracto como se observa en las obras: Personaje fascinante  o “Ala de la alondra aureolada de azul de oro llega al corazón de la amapola que duerme sobre el prado engalanado de diamantes”.

También experimentó con las esculturas-objetos, la litografía, la cerámica, aguafuertes, pintó grandes murales y decorados teatrales como los mosaicos-murales del palacio de la Unesco en París en 1950 y el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. Incluso logotipos como el de la Caixa. Tuvo un gran reconocimiento y prestigio mundial.

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Evolución hacia la abstracción

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El oro del azul. Miró.
Azul II. Miró

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El ala de la alondra aureolada de azul de oro llega al corazón de la amapola que duerme sobre el prado engalanado de diamantes. 1967. Miró

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