
Tamara Lempicka, transgresora, independiente y moderna, es la pintora del estilo Art Déco por antonomasia.

Nació en el seno de una familia adinerada en Varsovia (Polonia) en 1898. A pesar de su aparente vida glamurosa, sufrió intensas depresiones que no le daban tregua. Esta fascinante artista, que tuvo una vida de película, fue adorada y despreciada a partes iguales, pues para algunos vanguardistas representaba el paradigma de lo kitsch o un personaje esteticista de otra época.
Ella y su arte eran considerados como la esencia de la frivolidad. Su pasión por la belleza y el lujo no casaban con los artistas de vanguardia. Aunque no la faltó trabajo como retratista de las élites aristocráticas, no fue aceptada en general, ni por su colegas pintores ni por los críticos de arte.
La obra de Tamara de Lempicka se caracteriza por los colores puros, brillantes e intensos aunque los colores utilizados son limitados, por los contrastes de luces y sombras. Las líneas son precisas y afiladas.

Su objetivo como pintora no era copiar la realidad sino crear un nuevo estilo, brillante y de colores luminosos donde predomine la elegancia de las figuras representadas. Lempicka se especializó en retratos de mujeres déco, con fondos arquitectónicos de rascacielos de ese estilo, muy abundantes en sus cuadros. En sus obras retrata el nuevo paradigma de la mujer de los años 20 y 30, mujeres que pretenden ser emancipadas, que fuman, conducen su propio coche, adoptan una indumentaria un tanto andrógina, con cabello Bob o a lo garçon, Retrató a escritores, actores, artistas, científicos, industriales y muchos nobles de Europa del Este exiliados en París. Fue la pintora de la alta sociedad de su tiempo que hacen deporte, viajan y disfrutan de la vida…






Consulta
Madonna le dedicó un vídeo. Actualmente es una de las mayores coleccionistas de su obra.